Festividad del Bautismo del Señor.

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Celebramos hoy el bautismo del Señor con el que finaliza el tiempo litúrgico de la Navidad. A partir de su encuentro con Juan el Bautista Jesús da inicio a su vida pública que iremos contemplando a lo largo del Tiempo Ordinario.

Fijaos que en estas fiestas la liturgia, inspirada por el Espíritu Santo, nos va venido remarcando insistentemente una idea: Jesucristo es el Mesías, el Salvador, el Hijo de Dios. En el anuncio del arcángel a Maria, en el anuncio del ángel a los pastores, en la adoración de los magos de oriente, en las palabras de –Simeón, y en la Solemnidad de Santa Maria Madre de Dios.

Y hoy esto llega a su culmen cuando Dios Padre al salir Jesús del agua pronuncia las palabras: “Tu eres mi Hijo amado, mi predilecto”. ¡Esto es importantísimo!, por eso la liturgia insiste tanto. Este es el fundamento de nuestra fe: no es sólo un hombre el que ha nacido, si es sólo un hombre “apaga y vámonos”. La Iglesia seria el mayor engaño de la historia. Y yo estaría inútilmente desperdiciando mi vida.

Si Dios se ha hecho hombre en Jesucristo es para algo importante y significativo. No viene a pasear un rato. No viene para ver como ha quedado la creación. No viene para darnos cuatro sabios consejos y ya está. Viene para comunicarnos su vida. “Yo he venido para que tengáis vida y vida abundante”. Viene para que participemos de su gozo y nuestro gozo sea completo.

Que absurda y carente de sentido la campaña de los ateos en los autobuses de Londres y Barcelona: “Probablemente Dios no existe: deja de preocuparte y disfruta la vida”. Permitidme cuatro ideas al respecto:

1) En el siglo XX ha habido dos regímenes políticos ateos: el comunismo que ha provocado más de 100 millones de muertos y el nazismo que provocó la segunda guerra mundial con 55 millones de muertos y el holocausto judío con 6 millones de judíos exterminados.

2) ¿Qué tipo de individuo/sociedad genera el “disfruta de la vida”, el famoso “carpe diem”, disfruta el momento?. Genera personas que miran por sus intereses: que yo este bien, que yo esté a gusto, yo, yo, yo… Estos son los egoístas, los que no saben amar. Es la sociedad de los divorcios (“ya no estoy a gusto contigo se acabó lo nuestro” “hay otra con la que disfruto más”).

Es la sociedad de las drogas (“me fumo un porro y ya no me preocupo de nada”, “esta pastilla me hace disfrutar más de la noche”). Es la sociedad de los excesos (“hacemos botellón para divertirnos y pasarlo bien”). Es la sociedad de la insolidaridad, de la despreocupación por los pobres, (“no es mi problema” dice el que sólo piensa en disfrutar de la vida). Es la sociedad de los suicidos (“llevo años “”disfrutando de la vida”” y me siento super vacío y super mal, ¿Qué puedo hacer? Pues suicidarme”). ¡En España hay más muertes por suicidios que por accidentes de coche!.

3) La fe no es motivo de preocupación, para nada impide disfrutar correctamente de la vida, sino todo lo contrario.

4) No es una frase respetuosa con los que creemos, porque indirectamente nos tacha de aburridos, de no saber disfrutar de la vida.

Jesucristo, el Hijo de Dios, nos dice: “Yo he venido para que tengáis vida y vida abundante”. Viene para que participemos de su gozo y nuestro gozo sea completo.

Volvemos al evangelio: ¿Por qué Jesús se deja bautizar? Jesús no es purificado por las aguas, es el agua que es purificada por Jesús. Jesús recibe el bautismo para santificar las aguas, como figura de nuestro bautismo. Como dice el prefacio de hoy :”Porque en el bautismo de Cristo en el Jordán has realizado signos prodigiosos, para manifestar el misterio del nuevo bautismo”.

Con la encarnación se produce un admirable intercambio: Jesús toma nuestra carne, nuestra naturaleza humana y nos da la divinidad, la vida divina. Esta vida divina la recibimos por primera vez en el Bautismo.

Por eso Juan el Bautista decía:”Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con el Espíritu Santo”. La plenitud del ES que habita en Cristo nos será después comunicada por los sacramentos. Por eso las acciones sacramentales son comunicadoras de vida. ¡Que importante es darse cuenta de esto!.

No es lo mismo el bautismo de Juan que el bautismo cristiano. No es lo mismo estar bautizado que no estarlo. No es lo mismo confesarse directamente con Dios que hacerlo a través del sacramento. No es lo mismo vivir la vida cristiana desde los sacramentos que como a uno le parece mejor. No es lo mismo.

Que esta eucaristía nos haga a todos muy humildes y deseosos de vivir la vida cristiana como Dios quiere que lo hagamos.
Padre Francesc Jordana Soler.

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